Un nuevo código en el mundo IT

con Julián Butti
En el marco de las interacciones digitales, ¿cómo agregan valor los CEOs tecnológicos? ¿Qué habilidades son fundamentales para destacar en la industria? Charlamos con Julián Butti para conocer su experiencia desde Syloper
Durante las últimas décadas, se construyó un paradigma muy específico alrededor de las personas que trabajan en informática; que son antisociales, nerds, miedosos y de perfil bajo. La serie de 2006, ‘The IT crowd’, lo demuestra con la historia de 3 técnicos que trabajan en un olvidado sótano evitando el contacto físico, mientras el resto de la organización disfruta de increíbles vistas de Londres.
A su vez, el argumento revela lo necesario que son estos especialistas para la supervivencia de aquel negocio y en la vida real, son indispensables. Todas las empresas cuentan o deberían contar con una pata tecnológica.
En el caso de Syloper, su valor diferencial está en el cuidado artesanal y a medida que llevan a cabo para conseguir la calidad más fina en el desarrollo de sistemas, sitios y aplicaciones web o móviles. Hay proyectos que involucran hasta 5 profesionales. Por esta razón, los socios fundadores fomentan la comunicación interna y el trabajo en equipo.
“Que los chicos tengan autonomía y no dependan de nosotros lleva mucho tiempo, pero es clave. Son expertos en lo técnico, pero cuando tienen que hablar con un cliente o negociar algo puntual se les complica”.
En efecto, los especialistas de “The IT Crowd” son tildados de socialmente ineptos y nerds. No logran crear vínculos con los otros miembros de la organización ¿Por qué? Bueno, cuando acuden a ellos en aquel sótano, hay dos posibles reacciones: huyen en pánico o dan respuestas con conocimientos amplios y complejos que son tan exactas como indescifrables.
Julián Butti está convencido de que para destacar en esta industria, las habilidades blandas son las más importantes: saber trabajar en equipo, comunicarse, negociar, gestionar los conflictos, el liderazgo y el acercamiento humano. Aquel técnico capaz de relacionarse y comunicarse de manera efectiva, tiene el camino allanado.
“Cambiar nuestro lenguaje por uno que todos entiendan es un desafío. De hecho, pasa en todas las especialidades. Por ejemplo, un médico que explica a su paciente la causa de un malestar o el procedimiento de una cirugía.
“Esto requiere ser transversal, conocer varias áreas es fundamental. Así como nuestra capacidad de trabajar en equipo. Los grupos complementan un montón los conocimientos y facilitan muchos logros”.
En general, llamamos a todos los especialistas tecnológicos de “informáticos” pero hay decenas de profesiones dentro del rubro. Están los testers, los programadores back-end, los front-end, los Scrum Master, entre otros. De hecho, hay cargos y carreras que surgieron en los últimos dos años. Es un área que crece a pasos agigantados; sin embargo, las capacitaciones son, en su gran mayoría, técnicas.
“Yo soy ingeniero en sistemas y todas las capacitaciones que hacía eran técnicas. Hasta que un día, me di cuenta que las habilidades blandas iban a agregar más valor a mi empresa. Empecé a hacer postgrados sobre ámbitos que ignoraba, hice uno de agronegocios, por ejemplo. Yo no tenía ni idea de agro, solo algunos clientes del sector. Sin embargo, me abrió un lenguaje distinto, conocí gente diferente, que se comunica de otra forma y que trabaja en equipo de otra forma. Exponerse a ese tipo de vivencias es muy enriquecedor”.
Lo que se enseña, se aprende mejor
Para adquirir estas competencias, Julián recomienda la docencia.
“Dar clases siempre me gustó. Hace algunos años soy docente en la UTN y bajar los conocimientos técnicos a mis estudiantes me ayudó mucho a ampliar mi manera de comunicarme. Siempre digo que lo que se enseña, se aprende mejor”.
Por otro lado, vincularse con las empresas del rubro también es nutritivo. En esta industria abundan los clientes, por eso es más fácil acercarse a la competencia.
“Nos reunimos, tomamos café y nos contamos las dificultades. No los vemos como amenaza, al contrario, tenemos muy buena relación. Buscamos complementarnos y encontrar oportunidades para trabajar juntos. El famoso ‘ganar dando’ de BNI, que ya lo veníamos practicando antes de ser miembros”
Julián participa de BNI hace un año y junto a Proteína, representa uno de los casos de éxito que se generan dentro de este círculo de confianza. Es un espacio ideal para conocer gente de otras áreas o industrias, así como hacer amistades que de otra forma sería imposible.
“Para innovar o salir de la zona de confort tenés que ir más allá, trabajar en equipo, asociarte con personas diferentes, hacer proyectos colaborativos con otras empresas”.
A la espera de una serie con este nuevo perfil de informático canchero y vendedor como protagonista, #nersomosuno los saludamos atentamente.
